TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA Y PAZ CONTRA LA GUERRA*
Las guerras desatadas por un Estado en contra de otro, son la negación absoluta de los derechos humanos de personas y pueblos. Estados Unidos en su condición de superpotencia mundial invadió con todo su poderío militar a Afganistán e Irak y con esas acciones violó los derechos humanos al asesinar a civiles niños, mujeres y ancianos ajenos al conflicto, al torturar, ejecutar extrajudicialmente, desaparecer personas o someterlas a tratos crueles, inhumanos y degradantes condenados por el Derecho Internacional Humanitario y por una serie pactos y convenios patrocinados por las Naciones Unidas.
Los agresores le han dicho al mundo que quien tiene el poder está facultado para quedar en la impunidad por los crímenes cometidos con saña, cinismo, crueldad, impudicia, alevosía y premeditación. Son miles los asesinados con bombas y metrallas, que volaron en pedazos; pero en el silencio de la muerte apuntan con sus dedos sin carne al matador: George W. Bush. Los sobrevivientes, torturados y vejados, en su ira de dolor e impotencia acusan a Bush y Rumsfeld por todos los martirios que padecieron y sus heridas que jamás cicatrizarán. Ellos y los halcones imperiales son reos de muerte y destrucción, de violación de los derechos humanos, sin que falte ni uno solo.Sin embargo, en el colmo del cinismo, Estados Unidos se atreve a condenar a otros países y Estados por violaciones a los derechos humanos. El discurso de doble moral del dueño del poder comienza a ser cuestionado por los débiles, por los millares de víctimas y millones de seres humanos solidarios y de clara conciencia humanista. Las voces de protesta se multiplican y pronto, quizá mañana, el imperio prepotente quedará en total evidencia con todas sus debilidades a flor de piel. Su derrumbe final es irremediable.
La periodista norteamericana Jane Mayer, en un artículo publicado en la Revista New Yorker de la segunda quincena de febrero de 2005, reveló que el Asesor Jurídico del Departamento de Estado William Taft IV, urgió a los abogados de la Casa Blanca, que adviertan a George W. Bush, que “pudiera ser visto por el resto del mundo como un criminal de guerra”.
La periodista Mayer sostiene que en un memorando de 11 de enero de 2002, suscrito por Taft y dirigido a John C. Yoo, asesor jurídico del emperador Bush II. le advierte sobre las consecuencias de la decisión presidencial de suspender para las tropas invasoras del imperio, la aplicación de la Convención de Ginebra. Bajo el subtítulo “Subcontratar la tortura”, Jane Mayer explica que al descartar los convenios internacionales relativos a los prisioneros de guerra, incluyendo la Convención contra la Tortura y otros Crueles y Degradantes de las Naciones Unidas, la administración Bush, facultó para que las tropas y agentes de la Agencia de Seguridad Nacional (NAS) y, en particular, los de la CIA y FBI, cometieran todo tipo de torturas físicas y sicológicas en hombres y mujeres detenidos en campos de concentración y cárceles estadounidenses, durante las inagotables sesiones de los llamados interrogatorios.
Entre los halcones de la guerra y aduladores del emperador Bush II, como uno de los elementos que justifiquen las invasiones armadas, se argumentaba que “Afganistán era un Estado fracasado” y que por tanto no estaría protegido por los Convenios Internacionales. En un documento de 40 páginas que nunca fue publicado, Taft habría refutado tales infundios al sostener que “si los Estados Unidos participan en la guerra contra el terrorismo, fuera de la Convención de Ginebra, no solo los soldados estadounidenses pudieran verse procesados por crímenes, incluso asesinatos, sino también que el propio presidente Bush pudiera ser acusado por “violación grave” de los instrumentos internacionales por otros países y ser enjuiciado por crímenes de guerra”.
Según la periodista del New Yorker, en febrero de 2002, Bush habría emitido una directriz en la cual decía que a pesar de la suspensión del Convenio de Ginebra, los presos del imperio debían ser tratados en forma humana, pero esa directiva no alcanzaba a los agentes de la CIA y de las demás agencias de espionaje, lo que les permitió efectuar los interrogatorios con el uso y abuso de todas las “técnicas” de tortura, tratos crueles y denigrantes, violatorios de todos los convenios internacionales y de la totalidad de los derechos humanos.
El Asesor jurídico del emperador Jhon C. Yoo “emitió una orientación donde la tortura se define como el intento de infligir sufrimientos equivalentes en intensidad, al dolor que acompaña una herida física seria, tal como el fallo de un órgano, el impedimento de funciones del cuerpo, o hasta la muerte” afirmaba el 7 de marzo de 2005, Jean Guy Allard, periodista de Granma, al comentar el artículo de Jane Mayer.
Guy Allard informó que en otro memorando secreto redactado por los abogados de Bush, se autorizó a la Agencia Central de Inteligencia -CIA- y sus agentes destinados en Afganistán, Irak, y otros países árabes, a usar nuevos métodos de interrogatorio como el denominado “water-borading” que consiste en atar al sospechoso e inmovilizarlo, para sumergir su cuerpo en tanques de agua “con el fin de que tenga la sensación de ahogarse”.
Jane Mayer denuncia en el New Yorker que la CIA a menudo usa la “técnica de la rendición” que consiste en capturar a una persona en cualquier parte del mundo y entregarlo a un país a sabiendas que le torturarían o le causarían la muerte. De esta manera, la CIA dejaba que otros hagan el trabajo sucio. Con el método de la “rendición”, decenas de personas han sido entregadas a sus torturadores y decenas han sido desaparecidas o muertas en diversos países de todo el mundo.
Con mucho cinismo, el asesor jurídico de Bush, John C. Yoo “sostiene que la Constitución de Estados Unidos otorga al Presidente todos los poderes para suprimir, cuando le convenga, la aplicación de la Convención contra la tortura de la ONU, el Convenio de Ginebra y cualquier instrumento internacional. Más aún dice Yoo, el Congreso de Estados Unidos no tiene el poder de maniatar al Presidente de Estados Unidos en relación con la tortura y otras técnicas de interrogatorio. “Es el centro mismo de las de las funciones de Comandante en Jefe. No pueden impedir al Presidente ordenar la tortura”. ¿Según Yoo, el administrador de turno del imperio tiene licencia para torturar, matar, asesinar? Podría ser así, pero Bush no se librará del juicio de los pueblos y de la Corte Penal Internacional, por ejemplo.
La periodista Jane Mayer narra el caso de Ibn al Sheik al -Libi “un presunto alto dirigente de Al-Qaeda capturado en Pakistán y entregado a los agentes de la CIA. Libi, supuestamente había dirigido un campo de entrenamiento del grupo extremista en Khamden, Afganistán. Mientras el FBI se decía satisfecho con la “colaboración” de Libi en los interrogatorios, la CIA no compartía esta opinión. Libi fue “desaparecido por la Agencia y entregado a los interrogadores de un país amigo…y el FBI perdió su pista. Reapareció meses después en el campo de interrogación norteamericano ubicado en Guantánamo, Cuba…” Los campos de concentración de Estados Unidos, son más modernos y sofisticados que los campos de concentración que tenía el nazi fascismo de Hitler antes y durante la Segunda Mundial. ¿Cuáles son, entonces los verdaderos violadores de derechos humanos en el mundo?
Otro caso que irrefutablemente fue probado, se refiere a Mamdouh Habib, un ciudadano australiano de origen egipcio, arrestado en Pakistán en octubre de 2001 y entregado a la CIA. Los norteamericanos le cubrieron la cabeza con una especie de pasamontañas, le subieron a un avión para llevarlo a un país “amigo”. Contó que fue sádicamente torturado en la Base de Guantánamo y golpeado con una serie de objetos contundentes, incluido un instrumento que él describió como “una picana eléctrica para ganado”. Los torturadores de la CIA y de las tropas ubicadas en Guantánamo le amenazaron con que si no confesaba pertenecer a Al- Qaeda sería violado por perros entrenados para esos menesteres. El “interrogatorio” (torturas) a Habib duró seis meses. Naturalmente que las denuncias sobre estas violaciones a los derechos humanos y esos crímenes de lesa humanidad, no tienen cabida en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU porque esa Comisión está manipulada o al servicio de los intereses imperiales.
Estados Unidos en sus cárceles usa una serie de torturas inhumanas para obtener “confesiones” de sus prisioneros. Al estilo de Habib decenas y centenares de prisioneros de guerra han soportado inimaginables torturas. Así, cada prisionero puede pasar hasta por tres cámaras de tortura: Una cámara es una habitación herméticamente cerrada a la que llenan de agua que llega hasta el mentón del preso. El detenido debe permanecer sobre las puntas de los pies, durante horas, para no ahogarse. Muchos han preferido el suicidio. La segunda cámara de torturas imperiales es llenada con agua hasta las rodillas, pero el techo de esta cámara es tan bajo que el preso debe permanecer en cuclillas por largos períodos de tiempo, sin siquiera tener la oportunidad de moverse. Una tercera cámara de “interrogatorio” a los enemigos de Estados Unidos ha sido construida para ser llenada de agua hasta los tobillos. El preso puede ver que en la cámara existe un interruptor eléctrico y un generador. Los interrogadores o los guardianes le advierten al detenido, cada cierto tiempo, que van a electrocutarlo, si no confesaba.
Al igual que Habib, centenares de encarcelados en las prisiones del imperio, tuvieron que confesar todo lo que querían sus interrogadores Las confesiones obtenidas mediante tortura siempre resultan falsas.
Sólo esa Comisión de la ONU llamada a proteger los derechos humanos en todo el mundo, al parecer nunca vio la fotografía de la soldado de Estados Unidos, Sabrina Harmon que, con una sonrisa impresionante, aparece junto al cadáver de un iraquí torturado hasta la muerte. Esta fotografía que fue difundida por importantes medios de comunicación de .los cinco continentes, demuestra, además, que Estados Unidos viola los derechos fundamentales de sus propios ciudadanos, al convertirlos en monstruos inhumanos al servicio de sus ansias de dominación mundial, por medio de las guerras que siembran muerte y destrucción.
¿Recuerdan otra escena? Colin Powell, Secretario de Estado considerado del sector de las “palomas”, en su comparecencia ante el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, ocurrida en febrero de 2003, presentaba triunfalmente las “confesiones” obtenidas bajo el régimen de tortura con las que pretendió “demostrar” que Irak poseía armas de destrucción masiva químicas y biológicas, y justificar la invasión y ocupación de esa nación hasta entonces soberana. Se comprobó hasta la saciedad que esas “confesiones” fueron obtenidas con torturas de por medio, tratos crueles y denigrantes y que a la postre resultaron totalmente falsas
Jean Guy señala que Mayer en su extenso reportaje informa que más de “150 individuos han sido transportados para su ’rendición’ desde el 2001, muchos con el uso de una avioneta blanca de 14 asientos perteneciente a la CIA, de marca Gulfstream V, con las letras de identificación N8068V. Un número indeterminado de presos, cuya identidad es desconocida en su mayoría, quedan también secuestrados en la red de prisiones secretas de la CIA”.
Ni dentro de Estados Unidos, ni fuera del imperio, nadie ha podido desmentir las denuncia de la periodista Mayer.
Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz Contra la Guerra
Agrupa a intelectuales y representantes de organizaciones sociales del Ecuador y se formó en el teatro Universitario de Quito al inicio de la última invasión estadounidense e inglesa a Iraq. IMPORTANTE: Para el Tribunal Dignidad, Soberanía y Paz contra la Guerra, serán muy valiosos sus comentarios y opiniones sobre este documento. Mail: [email protected]
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